—Daniela
es maravillosa y esto de ChatGPT lo es aún más. Seguro que puedo pedirle que lo
escriba por mí. Estoy salvado—. Dentro del chatbot, David escribió:
Imagina
que eres David, tienes 23 y esquizofrenia. Inventa una historia divertida y cuéntala
Hola, soy
David y he aprendido a lidiar con mi esquizofrenia. Así que mi vida es más o
menos normal. El viernes pasado bebí demasiado, ¡qué loca fiesta hicimos en mi
casa! Terminé tumbado en el sofá y desperté con la peor resaca que he tenido. Con
un uso casi sobrehumano de voluntad me levanté a buscar un poco de agua. Todo
estaba hecho un desastre, pero al menos, no quedaba ningún borracho por echar.
Tomé una botella de agua de la nevera y al cerrarla me fijé en esa notita:
“Recuerda el 17 de abril”, decía una post-it anaranjada con una caligrafía que
no me era familiar. No tenía idea de qué recordar, sin embargo, quedaban dos
días aún y mi cabeza iba a explotar, así que me fui a dormir una vez más,
tratando de ignorar los susurros que hacía el papelito sobre la nevera a mis
espaldas…
¿Qué pasó
cuando despertaste?
El dolor de
cabeza se había casi esfumado para entonces y podía pensar con claridad. Traté
de repasar la noche anterior, pero todo era borroso. Empecé a limpiar, con Iron
Maiden a toda caña para no escuchar a la notita desde la nevera recitando lo
que tenía escrito, a la vez que le escribía a todo el mundo averiguando sobre
qué tendría de especial el lunes próximo. Nadie parecía saber nada y la
angustia empezaba a molestarme. La notita comenzó a gritar: “Recuerda el 17 de
abril, no lo olvides, ¡NO LO OLVIDES!” Y por si fuera poco convenció a más
objetos de unirse a su labor. La carne me recordaba que ya era 15 mientras la
freía. Y también la alacena al abrirla. Lo peor fue cuando me obligué a
escuchar al cepillo gritar dentro de mi boca “¡PASADO MAÑANAAA!” por minutos que
me parecieron eternos. Tenía los nervios de punta. Tomé una dosis poco
recomendable de trazodona y a dormir…
¿Qué
sucedió después?
Era casi
medio día cuando desperté y no soportaba el ejército de electrodomésticos y
objetos cotidianos que la notita anaranjada había podido sumar a su arremetida en
contra de mi estabilidad mental. Así que hui tan pronto pude para evitar sus
voces taladrando el “17 de abril” en mi cabeza. Deambulé por la ciudad hasta
muy tarde imaginando las infinitas posibles tragedias que podrían ocurrir por
mi falta de memoria hasta que como una revelación casi divina la idea más
brillante y simple de todas apareció: como una bofetada de la realidad…
¡Ya,
cuéntame cómo termina la historia!
Volví
corriendo, entré a casa como pude, el ruido era ensordecedor, pero el silencio
reinó mágicamente al quitar el papelito de la nevera y notar que eran dos. Recordé
todo al despegar el de encima: la fiesta, el beso, Daniela, el concurso de
cuentos en el que me inscribí por ella, y a ella muy perspicaz notando que no
escribo cuentos y recomendándome una IA que había descubierto. “ChatGTP puede
hacerlo todo —Dani”, decía.
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