¿Por qué estás ahí y no te veo?
por qué siempre me susurras al oído, te siento, te escucho, pero no te veo.
Cuando prestó atención a tus dulces
y francas palabras, mi ser se llena de vitalidad y terminó haciendo lo
impensable, siento que nada es más fuerte que yo, puedo con y ante todo, que
simplemente me haces feliz.
Pero llega la duda, una y otra
vez: ¿en verdad habitas en mí? o sólo eres parte de mi inconsciente dándome la
orden de avanzar hacia aquello que desde mi consciencia y pudor temo hacer, que
me prohíbo intentar y no sé cómo enfrentar. La confusión llega al no saber si
mi realidad es tu realidad.
¿Por qué estás ahí y no te veo? No comprendo
tus silencios, algunas veces me agobia escucharte, pero tu ausencia me
ensordece y siento enloquecer. Cuando te ignoro vivo intranquila, y con dolor
por sentir que me falto, que te falló y que te apartas de mí; por eso con
desesperación te busco nuevamente hasta encontrarte, al principio con mucha
cautela me hablas, pero luego perdonas mi actitud y poco a poco me acoges, me
blindas, me contienes y me permites continuar con la vida.
¿Por qué estás ahí y no te veo? !Aparece! No
sólo quiero escucharte, estoy harta de obedecerte y de añorarte: quiero verte,
conocer tus colores, disfrutar tus matices y… ser a tu lado.
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