Ecos en la
caverna de las memorias se escuchan, desde los murmullos entre las rocas e inefables
sonidos. En lunas atrás, los aullidos de los lobos iban acompañados de
estruendosos tambores. En la visión matutina frente al espejo de mi silueta, el
rocío de las mañanas yace en la continuidad de mis lágrimas y en ellas, la
alegoría de tristezas y desaventuras; en el reflejo, de la a lado de mis
hombros, el veneno esparcido de las sombras se materializa. A mi amiga Soledad
le comentada de los rojizos pigmentos que mis albinos pétalos han tomado, ella
dice que el ser humano erra al considerar una verdad absoluta ante una supuesta
«realidad» y deber ser. Los torrentes se originan de la secuencia prolongada
de la unión de gotas, y mi amigo Desasosiego bien que si sabe de eso; en uno de
sus tantos consejos compartidos dice: «resulta una infamia en la idea del
bienestar colectivo de una familia al no empatizar con cada integrante, el
concepto de “unidad” se desborda por la idea del supuesto “bien” de quien la
lidera; por tanto, solo haz de considerar un familiar aquel que tenga la
suficiente osadía de conocerte en todo lo que te hace ser, pero ¡Ojo!, uno
mismo no se puede considerar de tal forma, porque en la dualidad de ser, existe
su enemigo y mejor amigo a la vez, ni uno gana ni sucumbe ante el otro, ambos
son una unidad, huir de ella es imposible». En la actualidad, en esta
cárcel de la existencia, sería más que un lujo, un milagro en parsimonia estar,
cuando en los parques la hora dorada llega y Don crepúsculo a la par, diciendo
que el verdadero arte está en ver más allá de los conceptos y teorías
prestablecidas, donde el bien y el mal hacen del aquí y el ahora posible. Sin
embargo, tras mi venta las estrellas hacen en la noche su espectáculo,
cantando en coro y siendo los luceros los vocalistas principales. Todas sus
letras están en un idioma que nunca se ha presenciado en la tierra y a la vez
disfruto; especialmente porque los códigos de las sombras no resuenan durante
el acto. El compás de mis latidos esta vinculado al ciclo lunar, porque en cada
desenlace de este, la biología de mi cuerpo procede a una algarabía que retumba
en toda su forma en un par de días. Lo que esta formación de células representa
en la hostilidad del hombre, privo mis alegrías y el aroma a libertad. Una tal
señora llama «Sororidad» que dice ser «bruja», habla del retorno
de sus colegas en el futuro y como mi esencia es innata, un gran potencial.
Consideraba era mera alevosía, pero ella era tangible a diferencia de mis
amigos, parpadeé y era la oveja negra del conjunto de mis allegados genéticos,
a quien en pasar de los minutos recocí como «Tía». Dijo que mis voces era la
esencia pura de los sentimientos y emociones, además, que las sombras que me
atormentan son el obstáculo por la negación y rechazo de la manifestación de
quien soy en tomas mis formas.
Pronto la caverna
será el centro de mis fiestas, ¿sabrán los ojos que navegan entre estas letras
quién soy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario