Han pasado
dos o tres horas, tal vez más. Había pasado un día, o dos, tal vez más, un par
de meses, o un año, no podía decirlo en verdad. El cursor parpadeaba en la
misma posición cada vez, incesante indicaba el lugar para el siguiente carácter.
El ritmo que este seguía era el mismo que se escuchaba en su reloj, no paraba,
solo seguía titilando como si se riera de él, peor aún, la página en blanco que
tenía en frente no poseía la menor intención de ayudarlo a continuar. Intentó
de nuevo. Compuso por medio de palabras y frases cortas lo que tanto había
querido decir, pero aun parecía como si estas no pertenecieran allí.
La
sintonía que él tenía con su propia voz había sido gravemente deteriorada. Solo
tomó un golpe fatal que logró derrotarlo; aquel comentario que cambió la
opinión de todos sus lectores, e incluso la propia. Había perdido el sonido que
marcaba sus pasos en el solemne baile de las historias contadas. Pronto perdió
el ritmo, sus pisadas erraban, y sus manos se congelaban al ver el papel en
blanco como si del mismo diablo se tratase. Lo que más le asustaba era el
silencio. Tal vez se había quedado sordo. Tal vez se había quedado mudo. No
podía escuchar el profundo timbre que traía las voces que le ayudaron a
construir sus pasados escritos, mucho menos podrían ayudarle en sus futuros
encuentros con las palabras.
Su
escritorio no era el mismo. Las páginas arrugadas, llenas de tinta ilegible
seguían desordenadas en la mesa, rodeadas de un aire denso con olor a
desesperación que no salía por el enorme vitral que iluminaba la habitación.
Sin importar esto, se quedó intentándolo una vez más. Veía sus manos apoyadas
inútilmente sobre el teclado, esperando que alguien le dijera qué debía hacer.
Había una tormenta en su interior, una niebla espesa que dejaría naufrago a
cualquier navegante, con vientos tan fríos como si hielo pasara detrás de sus
ojos.
La angustia que sentía era interminable. Sabía que perdería mucho más que tiempo esta vez. Intentó levantarse de allí, no conseguiría nada si seguía en esa posición. Cuando sus pies se plantaron en el suelo, preparados para huir de su destino, sus manos empezaron a moverse, tenía una idea, un comienzo. Las teclas eran presionadas con la habilidad de alguien que lo ha hecho antes, y escribió: “No te escucho. Han pasado dos…”
Hermoso texto, que deja en manifiesto, lo que al parecer vive un escritor o contador de historias, en espera de su idea o momento de inspiración. Momentos angustiantes y desesperantes, que para una persona del común, pasan por desapercibidos y que con este texto, se genera un tipo de empatía con la situación vivida.
ResponderEliminarMe cautivo la lectura. Gracias
Muy bonito escrito. Me llegó.
ResponderEliminarMe gusta la forma como describes los espacios y la manera como profundizas en los sentimientos de tus personaje.
ResponderEliminarMagnifica interpretación de una angustia agenda invisible y ponderosa, adentrarse en el alma del otro interpretar sus silencios y contarlos a otros. Bravo!
ResponderEliminarMe gustó mucho como manejaste el tema, me siento identificado con cada palabra, cada momento. Felicitaciones!
ResponderEliminarHermoso y profundo texto, me encanto como me transmitió varios sentimientos. espero leer mas de usted. Felicitaciones.
ResponderEliminarQue buen texto. Describe con maestría ese momento de pánico y aridez al enfrentar una hoja en blanco. Cuentazo!
ResponderEliminarExcelente texto, aborda muy bien la temática, ese sentimentalismo que evocas en el texto es único en indescriptible. Realmente es una gran producción textual. Me llegó al corazón y al alma, espero leer más textos tuyos.
ResponderEliminarEl instante en el cual la sombra invisible cubre las cosas y la musa se aleja y lo recordado se olvida y la partitura de la escritura ya no canta. Felicitaciones. Un cuento corto que relata la angustia del compositor que escribir no puede, aunque en el corazón ulule la pasión por las letras.
ResponderEliminarFelicitaciones Mariana excelente redacción que atrapa y sumerge al lector
ResponderEliminarMariana, entré en este blog por curiosidad y que alegría haberlo hecho ya que al leer tu relato me encontré conmigo mismo, con mis novedades y mis temores más repetitivos.
ResponderEliminarDescribiste maravillosamente mi sentir ante la hoja en blanco.
Gracias porque además de escritora, con un estilo particular también me servirte de terapeuta. Gracias totales.
Súper bueno, la angustia del hacer es incesante. Fascinado con el cuento!
ResponderEliminarFelicitaciones Mariana. Me parece sorprendente la manera como abordas el encuentro de la pluma con la hija en blanco.
ResponderEliminarLa angustia que muchas veces sentimos. Genial leer esto y sentir que has experimentado ese momento
ResponderEliminarEscribir no es fácil, hallar inspiración es difícil; la historia que nos cuentas lo demuestra. Escribir bien requiere estudio y talento, y tú tienes ese talento. Te felicito y espero que sigas cultivando el amor por la lectura y la escritura.
ResponderEliminarCuando comencé a leer el relato sufrí enormemente, porque refleja el síndrome que todas las personas sufren al enfrentar el síndrome de la hoja en blanco. No solamente escritores son víctimas de ello, también pintores y toda clase de creativos. Cuando parecía que para el personaje todo había terminado en un fracaso, surge el giro indispensable, que hace un relato interesante y bien construido. El relato es la vida misma, y su final demuestra que todo tiene una solución. Wilson Echavarría Ordóñez. Autor de historias.
ResponderEliminarEl acto de la escritura es un manifiesto de la voz del escritor, sus manías, limitaciones y sobre todo, sus capacidades. El ritmo de este relato logra atrapar al lector, y hacerlo sentir en la posición misma del escritor, algo que llama bastante mi atención. Que bonita experiencia leerte.
ResponderEliminarEste cuento está lindísimo. Me gustó mucho su narrativa y su cambio de final. Te felicito. Espero leer más de ti
ResponderEliminarLeer tus escritos es vivir una nueva firma de narrativa de los cuentos y relatos de pensadores wue te han inspirado. Ya que eres una lectora empedernida. Sigue así y muy pronto tendremos una escritora que será orgullo de Colombia.
ResponderEliminarExcelente texto, logra transportar al lector al espacio y al momento vivido por el personaje. Felicitaciones
ResponderEliminarTienes una habilidad increible para describir la incertidumbre del personaje y transmitirla al lector, con las descripciones que das nos haces sentir la lentitud de su tiempo. Te quedó espectacular
ResponderEliminarmuy buen juego para terminar en el comienzo..., creo que me identifico pero con mis trabajos de arquitectura
ResponderEliminarMuy bacano tu cuento 👍🏻👍🏻👍🏻
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