Felicidad en la demencia de Yefrey Andrés Hoyos Alzate

Cuenta la historia que hace muchos años en el municipio de Santa fe (Antioquia) habitaba un hombre llamado José, él vivía en una pequeña casa con cierto aire colonial con su hija Antonia y su esposa Blanca. En aquellos tiempos todo era relativamente tranquilo por esos rincones de las tierras antioqueñas y esto resultaba realmente encantador a los ojos de José pues eso y la familia que había construido con Blanca era en gran parte el principal motivo de su felicidad, amaba tanto recostarse en el pasto del patio trasero y escuchar como su hija jugaba con su madre y en la noche después de acostar a Antonia conversar con su esposa hasta quedarse dormidos, era eso lo que motivaba a José a ser un hombre trabajador, que siempre velaba por el bienestar de su esposa e hija. Un día como cualquier otro salió con su hija Antonia a caminar por una de las veredas del pueblo, ella constantemente le señalaba las cosas que la maravillaban mientras iban caminando, y José era encantado con su gran curiosidad y asombro; más adelante, en lo más alto de las ramas de un árbol se encontraba lo que era la flor más hermosa que habían visto alguna vez, en ese momento, José decido a regalarle tal maravilla a su hija comenzó a escalar el árbol rama por rama con extremo cuidado, no demoró mucho en llegar casi al punto más elevado, ya se encontraba a un brazo de alcanzarla, cuando en un intento de subir un poco más, pisó en falso y se precipitó hacia suelo donde una rama del árbol recibió su cabeza quedando inconsciente por unos cuantos minutos, al despertar su hija ya no estaba, la buscó desesperadamente, pero no daba con ella, fue ahí que sumido en la angustia comenzó a llorar, cuando de repente siente a su lado una dulce voz que le dijo:    -papá ¿por qué lloras?, en ese instante José saltó de felicidad y abrazó a su hija aliviado, después de tal traumático evento volvieron a la casa y todo transcurrió con normalidad, sin embargo aquel acontecimiento no dejaba tranquilo a José, se hizo consciente de su debilidad y del hecho que podía perder a su familia a causa de esta, por lo que cuando su esposa e hija dormían fue afuera de su casa y mirando hacia el cielo ofreció fidelidad a la primera deidad que respondiera su plegaria, de repente escucho una voz macabra y profunda que le dijo: - cuéntame ¿Cuál es tu deseo?, a lo que José respondió que quería salud, fortaleza y cordura para proteger la felicidad que ahora tenía con su familia, ante esto el ente le dijo que así sería y con una risa estremecedora expresó que siempre debía tener cuidado con lo que pedía y desapareció, con la cordura que pidió a la deidad también vino el entendimiento y con él la angustia pues fue consciente de que su hija y esposa eran proyecciones de él mismo, todo este tiempo había sido feliz viviendo con la materialización de las voces en su cabeza, ahora se encontraba cuerdo y al mismo tiempo inmerso en la locura sabiendo que no volverá a escuchar las voces que en algún momento le dieron tanta paz.