martes, 13 de junio de 2023

La revoltosa casa de Alba de Karen Manuela Carvajal Carvajal

Alba vive en una casa muy revoltosa, es una casa pequeñita y ruidosa, y es que Alba no vive sola, la acompañan la frustración, la soledad, la culpa, el miedo y la ansiedad. Todos los días la culpa entra en la habitación de Alba haciendo ruido, y la pobre que no había pegado un ojo en toda la noche no se salva, porque doña culpa le hala los pies para que le pueda rendir el día, o no habrá quien pueda con todas esas responsabilidades. Alba se para de la cama para entrar a la ducha, el agua caliente le cae sobre la cara pero no es capaz de cerrar los ojos porque el miedo se le pone detrás. Camina a la cocina después de vestirse, allí está la frustración quién la mira atenta, toma la canasta de huevos y rompe uno sobre la sartén, luego otro, que también sale bien y siente alivio, hasta que uno de ellos se cae y estrella contra el suelo haciendo un desastre, "¡Qué calamidad!" exclamó la frustración recordando que nada le sale bien últimamente, ni siquiera sirve para cocinar. Agotada, abandona la idea de desayunar y se va corriendo a su cuarto, en la cama está la soledad, esperándola con los brazos abiertos, Alba se acurruca, pero soledad le recuerda que nadie vendrá por ella, hasta que la ansiedad hace presencia y le pide que deje todo en sus manos. Alba suspira, sabiendo que ha llegado lo peor, sus compañeros gritan más fuerte, todos al unisonó, que está perdiendo el tiempo por no hacer nada, que es incapaz. Desde su interior siente como la amedrenta la tristeza, Alba grita con todas sus fuerzas hasta que se queda sin aire, patalea y chilla hasta que no le quedan lágrimas que llorar, ni enojo, ni miedos por los cuales gritar y entonces, un toque en la puerta de la casa la hace levantar la mirada. En la entrada asomaba la calma, detrás venía la tranquilidad y así más pensamientos positivos fueron mudándose a la casa. La aceptación llegó unos días después a visitar a Alba para preguntarle si podría quedarse a vivir en su casa pero esta algo molesta confesó que no todos los que debían irse se habían marchado, "No todos los malos pensamientos se irán, ni siempre tendremos nosotros los buenos el mando, pero tienes que aceptarnos a todos porque sin el uno no vivirá el otro, todos nos necesitamos" dijo la aceptación mientras abrazaba a Alba, haciéndole saber que era correcto permitirse sentir, en medio de lágrimas, Alba por fin abrazó a la aceptación y dejó de ver su casa como una casa revoltosa, dejó de ver cómo malos a sus compañeros, aprendió a convivir con ellos y a escucharlos uno por uno al lado de paciencia y comprensión, y entonces, Alba por fin pudo estar bien consigo misma, con su cabeza, que es su casa.  

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