martes, 13 de junio de 2023

Otro día sin ella de Sebastián Palomeque Quintero

Las letras con las que escribo no son mías, pertenecen si acaso a mi amada Lucila. Recuerdo de sobremanera sus gestos al resolver crucigramas por la tarde y la mirada que ponía cuando fumaba sola; la pienso todos los días sentado en la misma banca del Parque San Ignacio y mientras camino por aquellas avenidas que solíamos recorrer los domingos después de misa.

Hay días en los que no quiero salir a la calle sino quedarme en la casa escuchando tangos y escribiendo, porque últimamente no disfruto la lectura. Hoy es uno de esos, está lloviendo afuera y el perro duerme a mis pies mientras la pienso y me tomo el brandy que me trajo Gregorio de España. Daría lo que fuera por volver a verla en esos cañaduzales de Sevilla, en el Valle del Cauca, riendo pícara como era ella.

A veces, viene a mi cuarto cuando estoy triste y me sostiene mientras lloro, otras, cuando estoy feliz y nos partimos de la risa, esos son mis momentos favoritos. Siempre dice las palabras que necesito oír, y menciona que la vida es mucho más valiosa que la muerte, aunque esté acompañada de situaciones absurdas como las locuras ocasionales de mi padre o el libertinaje adolescente en el que cayeron todos en mi casa. Últimamente no viene, será eso por lo que la estoy pensando tanto, o será el hecho de que no tengo a nadie más.

A Gregorio no lo veo desde que discutimos porque no la olvidaba, no le permití que me dijera que ella no va a regresar. Ojalá hablemos pronto, es el único amigo que tengo. A ratos pienso que si fuera tan amigo mío ya hubiera vuelto, pero igual le quiero, igual te quiero, Grego, aunque seas tan peleonero.

Ese octubre en el que murió el cielo estaba triste y yo también, pasaron muchos años antes de que la volviera a ver, así fuera en sombras, o siendo un producto de mi imaginación como lo mencionó Gregorio esa noche. A veces siento que la muerte me la ha quitado dos veces, y siento ganas de morir para poder buscarla en ese mundo, pero entonces recuerdo que la vida es mucho más valiosa.

 

 

 

 

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