Hace mucho calor, puedo sentir el sol
quemando mis mejillas, me tocó la cara y me arde, acabo de abrir los ojos, me
duele la cabeza y no reconozco nada de dónde estoy, me encuentro en un cuarto con
grandes ventanas, las cortinas están abiertas, las paredes están pintadas de rosa
claro y tienen dibujos de árboles.
Parece que es medio día por la luz tan
fuerte que entra, a mi lado hay una mesa que encima tiene varios papeles algo
desordenados. Han pasado creo unos minutos desde que me desperté, he intento
reconocer el lugar pero no puedo, estoy entrando en pánico, quiero llorar ¡Voy
a salir de aquí!, Abro la puerta bajo unas escaleras y veo una casa común y
corriente todo muy limpio, ninguna puerta con llave lo que indica que tal vez no
he sido secuestrada ni nada por el estilo, se me vienen mil preguntas a la cabeza,
¿y si aquí vivo?,¿Cuál es mi nombre?, No puedo responder a ninguna de estas cuestiones.
Intento buscar alguna pista y me regreso a la habitación en la que estaba a esculcar
en los papeles de la mesa, ahí encuentro un ensayo que en la portada tiene el nombre
Elena Vargas; no se me hace conocido, pero algo en mi mente me dice que el
lugar para el que fue escrito “Universidad Nacional de Colombia” me puede traer
respuestas.
He decidido seguir mi propio consejo he ir
allí, aún no se bien como pero algo me dice que en el camino lo iré
descubriendo, tocó mis bolsillos y encuentro 20 mil pesos, una tarjeta cívica eventual
y unos chocolates, estaban muy ricos. Cuando salgo a la calle le pregunto a la
primera persona que pasa como llegar a la universidad, es muy sencillo, me subí
a un bus del metro hasta la estación suramericana y de ahí caminé unas 5 cuadras,
parecía muy facial para ser algo que había olvidado.
Al llegar a la portería como si fuera algo
milagroso o de película una chica se me acerca y me dice “hola El ¿Como estás? Nos
tenías preocupados ayer te fuiste de clase sin decir nada y dejaste tu bolso, a
ca te lo traigo, ¿Estás bien?”.
Abrí el bolso encontré un cartel de la
universidad con mi nombre y foto. Entre inmediatamente y me dirigí a unas mesas
que hay afuera de la biblioteca. Me senté un rato, en mi mente pasaban muchas
cosas y una voz me dijo ¡Despierta!
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