lunes, 12 de junio de 2023

Tres, tres y uno de Walter David Gutiérrez Valdés

La tarde del sábado está por terminar. Jorge va hacia donde su hermano para compartirle el agradable hallazgo que acaba de hacer, y aunque del patio hasta la habitación hay unos pocos pasos tiene tiempo para imaginar el gesto que le estaría haciendo su madre si lo viera caminando por la casa antes de que el calor deje de asfixiarlo todo.  Esa imagen hizo que por un instante se le dibujara una tenue sonrisa. Incluso le pareció escuchar su voz diciéndole: «No lo vas a despertar. Cuida mucho de qué le hablas. Recuerda que la verdad no es la misma para todos y tampoco lo es todo el tiempo».

En realidad, más que despertarlo, Jorge quería saber cómo seguía su hermano, porque durante las últimas semanas había estado bastante triste. Ahora eran dos huérfanos, y también sabía que por estos días los sentimientos hablan por las emociones.

—Ricardo… Rii-carrrr-doo ooo… —dijo desde la puerta— ¡Ricardo, escucha esto!

—Nooo, noo… —Ricardo suspiró lentamente ese no. Estaba soñando que la brisa barría el sol.

—Escucha. Este cuento dice que son seis las voces que nos hablan en la cabeza.

—¿Son seis…? —preguntó y suspiró de nuevo. Pese al sueño, reconoció la voz de su hermano, así que buscó despertar con mayor decisión.

—Sí, seis. Aquí dicen que las estructuramos y nutrimos desde el vientre materno, a lo largo de la infancia, durante la juventud y en el inicio de la edad adulta. Inclusive, sostienen que han registrado casos de personas que las desarrollan en las primeras fases y otras, en cambio, lo hacen en la vejez.

—¿En serio? ¿Cómo diferenciarlas? —preguntó Ricardo, sin abrir los ojos.

—Acá dice que tienen los siguientes nombres: el Padre, la Madre, el Anciano, la Artista, el Obrador y la Loca.

—¿También cuando dormi…

—Muy buen punto, hermano. Perdón que no te deje ni terminar la frase, pero así es. En un pie de página un poco extenso, que al parecer eliminarán en la versión definitiva, hacen referencia precisamente a ese aspecto e incluso mencionan que con frecuencia nos acompañan en los sueños.

—¿Tú crees todo esto? —preguntó, aunque sabía que su hermano mayor lo abordaba era para entrever cómo estaba su ánimo.

—Sí. De hecho, me parece que es un concepto que se acerca a varias teorías que son más conocidas. Pero siento que les faltó incluir la voz principal, la fundamental. Aquella que todos debemos tener y que no muchos tenemos. Ja, ja, ja —sonrió como hace cada vez que logra encajar una frase de una canción en algo serio que trata de expresar.

—¿A qué te refieres, Jorge? —preguntó, a la vez que se giró para mirarlo.

—A la voz propia. Notas que de esta manera son: tres, tres y uno.

—¡Aaaaah! Buen punto. Me hablas de cada una y de su espejo, por favor.

—Termina de despertar y lo hablamos en la cena. —dijo cariñosamente mientras salía. Estaba un poco más tranquilo al sentir que Ricardo mejoraba. Pero la conversación le mostró que el tema era muy amplió por lo que debía fragmentarlo antes compartirlo, porque todos podemos aprender de él.

 

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