Algún día, este corazón dejará de latir
Algún día, será así y deje de sufrir,
Sin saber sí podré aguantar hasta allí
Lo intento día a día, lo intento casi sin creer.
Sé que será así, será algo inevitable
Solo espero que sea así, y allí sea el fin
Porque no aguantaría amarla más allá
En el más allá, de lo que la amo aquí.
No creo que Dios sea tan malo
Ni el diablo tan indolente, para condenarme así
Sin entender sí podré olvidarte,
Pero más me vale, si con otro vas a casarte.
Para mi, es un infierno en vida, que me arde
Y me deja casi sin aire
Cómo si estuvieran torturándome,
Pero solo eres tú, yéndote con él.
Me debo alegrar, me esfuerzo y al final lo hago
Si me alegro tanto; tanto como me hace daño
Más siento alegría, por qué llegaste a aquella
Dicha perfecta que se siente cuando te quieren.
En cambio yo, al otro lado…
Del lado de la soledad, el último en la fila,
El último en llegar, pero deseoso en verdad
De que la quieran de verdad, como yo, quise quererla.
Era increíble de creer,
Qué tan bella mujer, no tuviera a quién querer
Y más inexplicable, que ella
No tuviera quién la amara…
Yo me despisté y me enamoré…
No sé en qué momento, ni cómo pasó
Solo sé que pasó, por qué pasó en mi corazón
Su belleza me enloqueció la razón.
Sabía que éramos distintos,
Uno del otro, tanto y en cuanto …
Pero esas corazonadas que desorientan
Cómo una asonada, me embargaban.
Ella solo me quería ayudar,
Ayudar a que la olvidara, y que dejara atrás
Básicamente nuestro pasado, que ya es nada
Que desde el principio, para ella no fue nada.
Ella es como su bondad, que parece divina
El más dulce ángel que da amor con su mirar,
Con cada palabra, con cada accionar,
Tan premeditadamente buena.
Mujer de carne y hueso, y toda espectacular
Mujer que busca amar,
Siempre disimulando con su pretendiente
Solo al que ella quiere amar.
Mientras, yo náufrago del mar más amargo
Lamentando conocerte, pero no puedo engañarme
Porque una voz interior, sale a rescatarte
Y me recuerda, que eres libre de enamorarte.
Duele más de lo que creía,
Duele mucho más de lo que decían
Duele como una daga, pero bien afilada
Duele tanto amarla, cómo intentar dejarla.
De momento, solo sé que nada sé,
Que primero siento, luego pienso, luego existo
Que pienso para entender lo que siento,
Y que siento para encontrar sentido existencial.
Ya pasados los años, no quedará un vestigio
Ni rastro, ni retrato mucho menos; solo
Quedará una luciérnaga en el vago recuerdo
En las tinieblas oscuras de la soledad.
Allí tiritando y recordando el pasado
Represado y amarrado, a los versos
Que derramo, cómo desahogando
Aquello tan bello y triste que me has dejado.
Yo en cambio, tal vez ya te habré olvidado
O tal vez, te estaré esperando, tal vez…
Aún me muera por volver, o me rehuse a verte
Mi mañana es tan incierto que no cuento con él.
Lo peor no será perderte hoy, sino todos los días
Por el resto de mi vida, resignado a perderte
Día trás día, enfrentando tan dura pérdida
Así hasta no volver a verte y olvidarte.
Al final, en la historia de tu vida,
Yo seré una historia perdida,
Un fragmento tan pequeño, que se extravía
Una carta, nunca entregada y olvidada…
Tú me diste un libro, llamado soledad
Lo leí con gusto, claro pensándote
Pero ese libro no me preparó, para tanto:
El abandono de tu olvidó, que ya es mi destino.
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